viernes, 20 de febrero de 2015

LOS 144 INSTRUCTORES PLANETARIOS

Sixto Paz Wells.

LOS 144 INSTRUCTORES PLANETARIOS

A la semana siguiente los miembros del grupo se hallaban expectantes de la continuación del tema desarrollado en los mensajes de la salida al desierto. No faltaban las hojas con sendos cuestionarios para ser vertidos a la hora de la siguiente recepción. Hubo entonces una nueva reunión para establecer contacto, facilitándose para ello la casa de uno de nuestros compañeros. Allí se apersonaron todos con gran entusiasmo, y luego de los saludos, pasamos rápidamente a la parte práctica como era hacer una cúpula de protección personal y colectiva, utilizando la imaginación creativa y la canalización de energías; luego, manteniendo el ritmo en las respiraciones, hicimos una relajación profunda y una meditación. Durante esta última se captaron los siguientes mensajes:
—Sí, somos vuestros hermanos guías en misión.
—¿Nos pueden hablar de los instructores planetarios?
—Ha habido muchos instructores en muy diversos momentos del planeta y de la humanidad, pero fueron ciento cuarenta y cuatro aquellos primeros que fueron enviados a contrarrestar la influencia nefasta del gobierno interno negativo que se constituyó a partir de los deportados a la Tierra.
—¿Si ustedes ya sabían de antemano que los disidentes extraterrestres iban a armar semejante jaleo, por qué permitieron que actuaran, y por qué los dejaron aquí?
—Recordarán ustedes que le plan original era crear las condiciones de dificultad que permitieran lograr niveles de evolución nuevos y muy elevados mediante la lucha de opuestos. Pues esa es una de las razones, y además porque esta disidencia surgió a raíz de la evolución del proyecto en la Tierra, por lo que debe de ser superado y trasmutado aquí mismo. Como la expectativa es grande sobre la Tierra, no se le ahorrarán pruebas y habrá entonces, de soportarlas la humanidad para su crecimiento y sabiduría, así como por los requerimientos mismos del proyecto.
Bien, siguiendo el relato les diremos que después de la gran crisis generada con los atlantes, se dispuso enviar un contingente de ciento cuarenta y cuatro instructores planetarios para que a partir de gente terrestre (llamados zag-gi-ga o cabezas negras) de la zona del Cáucaso y los Montes Zagros, se pudiera acelerar y constituir un proceso alternativo de estimulación de la potencialidad humana, procurando —sin crear dependencias— el que la humanidad tomase conciencia de su rol y lo realizara, evolucionando definitivamente de la forma más original posible, superando así el ataque de las fuerzas negativas. El proyecto consistiría en establecer un grupo de ciudades estado altamente civilizadas, como proyectos gigantescos comunitarios que permitieran un desarrollo sostenido a nivel físico, mental y espiritual.
Los ciento cuarenta y cuatro instructores serían colaboradores en el despertar de las conciencias, procurando por todos los medios no crear ningún tipo de sujeción, para lo cual no permanecerían mucho tiempo aquí. En una siguiente etapa habrían evaluaciones progresivas, con visitas esporádicas, hasta dejarlos solos pero encaminados.
—¿Por qué ciento cuarenta y cuatro?
—El número como ya ustedes saben no es algo arbitrario, sino que encierra también una clave activadora de la mente superior. Primero es la unidad que habrán de alcanzar los seres humanos en la Tierra, luego la preparación que deberán mantener y finalmente la orientación que no deberán perder, así como loa percepción de la ayuda solidaria de lo alto. También el doce por doce simboliza el trabajo de integración de la comunidad; además, el doce es el número del apostolado, significa esto que cuando la potencialidad se empieza a desarrollar en el discípulo, ésta se pone a prueba, de allí la acechanza y porque bien saben que a toda fuerza se le opone otra de igual magnitud que va midiendo la importancia de cuanto van haciendo.
Aquí lo que se estaba señalando era que el ser humano debe aprender que todas las capacidades que posee, no le son concedidas para su beneficio sino para la realización del servicio a los demás. También se habrán fijado que todo el número suma nueve, lo que se relaciona con el nacimiento hacia algo nuevo, pero a la vez un largo camino solitario, el del peregrino y acepta que no teme llevar la luz consigo aún cuando sólo sea la fe y la intuición la que le permita avanzar en medio de la oscuridad.
El plan dispuso la actuación de los instructores en la zona de Mesopotamia, en una época que ustedes conocen como la del desarrollo de la civilización sumeria.
—¿Y qué pasó allí?
—Al principio todo funcionó tal cual estaba dispuesto sobre el grupo humano seleccionado, actuando ciertas personas llamadas “ensis o patesis” como intermediarios con los instructores, que vuestras historias y leyendas confunden con “dioses”. Pero más adelante, cuando los instructores hubieron de marcharse, dejaron tras de sí una cultura altamente desarrollada en comparación con los demás pueblos existentes, pero su mayor evolución fue puesta a prueba por las fuerzas satánicas del planeta y por aquellos simpatizantes de la disidencia que se apersonaron al planeta burlando el control de los vigilantes.
—¿Pero cómo puede ser posible que pudiesen pasar libremente? ¿Existía en aquel entonces la “Cuarentena Planetaria”?
—Nunca han pasado libremente. Siempre ha habido control, aunque en aquella época era más flexible o menos rígido, y vuestra historia recuerda los continuos conflictos en el cielo que fueron muchas veces muy violentos.
La “Cuarentena Planetaria” definitiva se dispuso a mediados de los 40, en el presente siglo terrestre, pero aún así siguen dándose tensiones. De allí, los casos de naves derribadas de las que ya hablamos anteriormente.
—¿Qué pasó cuando se marcharon los instructores y vinieron los saboteadores?
—En algunos casos se pudo comprobar que a pesar de haberlo evitado, los instructores habían creado dependencias, pues los pueblos seguían aguardando con gratitud y expectativa su retorno. Se habían establecido lazos emocionales y afectivos que fueron difíciles de romper. Esto fue aprovechado por los satánicos —que fueron recibidos con confianza— para indisponer a las ciudades, una contra otra convirtiendo pueblos civilizados y altamente tecnificados en maquinarias de guerra. Además se encargaron de tergiversar la historia y hacerles creer a las grandes comunidades humanas allí reunidas, que habían sido “utilizadas” para el trabajo pesado, a conveniencia de los “malos dioses antiguos” como hicieron llamar a los primeros instructores, y señalando como ejemplo la construcción de un sistema de canales que irrigaron todo el desierto. Cuando en la realidad la intención con que se los guió fue para que la gente misma convirtiera en un vergel toda aquella zona, y en beneficio de ella misma, porque allí habría de morar y desarrollarse, pudiendo extender todo el programa al planeta entero, una vez que el proyecto funcionara. Al contar ellos su propia versión de las cosas, manipularon de tal manera el ambiente que generaron resentimientos, confusión y caos.
Hubo pues un primera época en que todo estuvo en paz y armonía, manteniendo el contacto con el espíritu y el cosmos, pero este contacto se perdió por la desconfianza que fue sembrada, consecuencia de la intriga malintencionada, debido a que algunos individuos y pueblos se les facilitó elementos (armas u objetos diversos) para defenderse y someter a otros, estableciéndose así una desigual competencia.
Los satánicos se hicieron adorar como dioses, y procuraron reivindicar la imagen de su príncipe y principal inspirador de la disidencia como era “Satanael”. Y desde ese entonces se registraron nuevos intentos de hibridación a través de abducciones para crear cuerpos alternativos en donde pudiesen encarnar aquellos atrapados en planos mentales, y así apoderarse del planeta.
La historia se volvió a complicar, sucediéndose las luchas e intervenciones para bien o para mal de uno y otros, tratando de corregir los desaciertos, o para enredar lo más posible e interferir para que se cancelara el proyecto definitivamente.
Con el tiempo, Sumeria dividida y enfrentada, fue víctima de otros pueblos más violentos y primitivos como fueron los Acadios, que estaban al margen del proyecto. Así, el trabajar sobre un colectivo amplio de individuos había fracasado perdiéndose la identificación con el planeta e identificándose más bien con los de afuera, por lo que se debía hacer una revisión profunda de las intervenciones futuras, así como del control sobre civilizaciones ajenas al proyecto Tierra.
— ¿Y qué otras intervenciones se dieron a continuación?
—Al fracasar el proyecto sumerio se decidió variar la forma de intervención. En una nueva etapa se escogerían grupos más reducidos y en vez de trabajar los instructores a través de un intermediarios o mediador como fueron los patesis sumerios, se trabajaría con toda la elite seleccionada y procurando centrarse en al unidad de un solo pueblo integrado. Y así surgió el proyecto egipcio, siendo los escogidos los que ustedes conocen como los sacerdotes.
—¿Por qué no evitaron todos los intermediarios y se dirigieron los instructores directamente al pueblo?
—Porque consideramos que la gente no estaba preparada para un encuentro directo, lo cual hubiese sido contraproducente para el desarrollo autogenerado que se esperaba de ustedes.
—¿Acaso no ha sido más contraproducente la utilización de intermediarios, que con el tiempo se consideraron dueños de la verdad, aprovechándose de los recibido y hasta negociando con ella?
—Es cierto que las cosas han fallado, pero también es cierto que quien recibe algo para compartirlo y para ayuda de todos, se hace de inmediato blanco de la asechanza de las fuerzas negativas, creciendo a cada instante las posibilidades de tropiezo.
—Ahora vamos comprendiendo que no debemos ser tan duros en los juicios contra los demás, porque en el avance en el camino espiritual el riesgo de caer es cada vez mayor.
— ¡Ciertamente!... Egipto había sido una colonia de la Confederación así como refugio de algunos sobrevivientes de la civilización atlante, como el famoso Thot o Hermes Trismegisto, que con la ayuda de la gente construyó algunas de las conocidas pirámides, pero como grandes estabilizadores para contrarrestar el desequilibrio planetario que significó la desaparición de la Atlántida y la seria inclinación del eje terrestre. Y Thot les dejó parte del conocimiento en cristales y metal el cual fue guardado en un arca y es lo que hoy conocen como “Las Tablas Esmeralda de Thot el Atlante”. Todo ese material, llegado su momento abandonó los santuarios más secretos de los templos para ser resguardado por la Hermandad Blanca en cavernas del Alto Egipto.
Siendo pues heredera de los atlantes y de la ciencia extraterrestre, la cultura egipcia estaba en manos de sus sacerdotes, quienes eran los depositarios del conocimiento que debían trasmitir gradualmente al pueblo. Pero con el tiempo, el alejamiento de los instructores y la muerte de los últimos atlantes, así como el crecido ego de los sacerdotes influenciados psíquicamente por los satánicos, ocasionó que el conocimiento en vez de ser compartido, comenzara a girar peligrosamente como en un círculo vicioso sólo entre los iniciados, estableciéndose con ello distancias insalvables con el pueblo. Y lo más lamentable fue que se produjo la progresiva pérdida del conocimiento, así como su distorsión y contaminación, por cuanto los sacerdotes cuando debían de iniciar a otros no les entregaban todo lo que sabían a todos los elementos para alcanzarlo por sí mismos, sino que los ocultaban, y por excesivo celo sólo trasmitían una parte ínfima de lo heredado. Las partes trasmitidas, cada día más pequeñas, confusas y distorsionadas llevaron a que con el tiempo se cayera en el culto a las formas, se perdiera el conocimiento profundo de las cosas y finalmente se llegara al animismo y la magia negra. Los templos se convirtieron así en puertas dimensionales abiertas a los bajos astrales, deseosos de alimentarse parásitamente de la energía de la gente para tributarla en parte a los “ángeles caídos” o satánicos atrapados en una cuarta dimensión en la Tierra, para incrementar así su fuerza psíquica y capacidad manipuladora.
—¿Pero a través de los vigilantes no podían haber previsto las distorsiones y corregirlas sobre la marcha?
—Lo cierto es que aunque existían guardianes y vigilantes, los problemas que surgieron en el pasado relativos a mestizaje y otras transgresiones, habían llevado a que se los mantuviese relativamente alejados para que no se repitiesen aquellos errores y cuando se quiso reaccionar era tarde. Pero sí se experimentaron variaciones a manera de un rescate de lo anteriormente perdido como fue el caso del proceso de Akenaton, pero no duró lo suficiente, interrumpiéndose al poco tiempo; y en otros lugres también se hicieron modificaciones a los proyectos, tal es el caso de la civilización Olmeca y de la cultura Maya.
—¿Allí también intervinieron?
— ¡Ciertamente!... Y como en el caso de los egipcios, los mayas también concentraron el poder y el conocimiento en manos de los sacerdotes, olvidándose al poco tiempo su misión y rompiéndose por tanto el puente de conexión con su pueblo, distorsionándose su misión. Fue tal su temor a que la enseñanza se corrompiera y contaminara que finalmente su actitud contribuyó a la pérdida, el extravío y el olvido.
Al fallar el proyecto egipcio se decidió hacer modificaciones, para lo cual se escogió trabajar ya no sobre un colectivo grande ni sobre uno pequeño, sino más bien programar a un colectivo a través de la genética de un individuo. Tal fue el caso de Abraham y su descendencia que hoy es tanto árabe como israelí.
Abraham era un persona especial por cuanto era un psíquico muy sensible y alguien de una gran inteligencia, que fácilmente podía entrar en contacto mental con los guardianes y vigilantes, así como captar con profundidad y asumir gran parte del conocimiento que se le transmitió. Con decirles de que supo captar la idea de un origen único y trascendente, más allá de las fuerzas de la naturaleza y de esencia espiritual, al que hoy llamamos todos: “Dios”; y esto en una época de un gran primitivismo y estrechez mental.
Lo que se quiso hacer con el patriarca Abraham fue perpetuar las facultades y aptitudes de este gran ser, para que con el tiempo surgiera a través de él, un grupo humano que pudiese actuar con sabiduría e intuición, como los guías espirituales del resto. Y la selección del lugar también tuvo sentido, por cuanto Canaán o lo que actualmente es el territorio de Israel iba a ser un puente natural para el fluir de los pueblos de aquella zona, así que era el mejor sitio para ubicar a un grupo de gente que pudiese influenciar positivamente sobre los demás, con sabiduría y una orientación moral y ética, aun cuado su ejemplo posterior de ninguna manera fue el ideal. Y es que la historia que mencionan vuestros libros sagrados es la síntesis de la humanidad, con sus defectos y virtudes, con sus errores y aciertos, con todo lo bueno y lo malo.
—¿Cuál fue el propósito de las continuas intervenciones a lo largo de la historia bíblica, especialmente en los nacimientos de hijos de padres estériles, como en el caso de Isaac, Jacob, José, Sansón, Samuel, Juan el Bautista, María y Jesús?
—Las intervenciones muestran el seguimiento y la continuidad del proyecto, procurando que no se desviara o se interrumpiera en el camino más de la cuenta. Era la mejor manera de supervisar que la programación genética se mantenía, asegurándose que al final, podrían darse las condiciones como para que se manifestara y materializara a través de estos pueblos, la “Conciencia Crística” mediante un ser iluminado y altamente evolucionado terrestre que estuviese dispuesto a brindar o compartir sus siete cuerpos como para que encarnara o se incorporara en su momento a través de él, un ser de la categoría de los Hijos de Dios, procedente del universo mental. Esta trasmigración duraría poco tiempo, pero el suficiente como para que esta coexistencia apoyase al enviado en su labor para luego dejarlo culminar por él mismo con éxito, su misión en representación de todos, inspirando y mostrando el camino a la humanidad.
—Todo eso está como muy complicado, quizá podrían aclararlo mejor.
—En una próxima salida, tendrán un acercamiento por parte de entidades muy elevadas que les ilustrarán al respecto, y les aclararán los diversos conceptos, preparándolos para que en un futuro cercano puedan recibir la gran revelación, la cual por la gran cantidad de preconceptos que vuestra formación cultural y religiosa ha depositado en ustedes, les costará ahora demasiado absorber o aceptar.
—Antes que termine esta comunicación, los compañeros presentes aquí en la reunión piden que hagamos la consulta, y no hablen en profundidad con respecto a la Hermandad Blanca: ¿cuándo llegaron?, ¿quiénes eran?, ¿por qué vinieron?, ¿quién los envió?
—La Hermandad Blanca se hizo presente en el planeta Ur llamado Tierra, poco tiempo después de la destrucción de la Atlántida y de la llegada de los ciento cuarenta y cuatro instructores planetarios; y debido también a las dependencias que se crearon con los “AN” como eran llamados los instructores procedentes del cielo, y por la confusión y posterior aprovechamiento que hicieron de la situación los “Anunakis” los que fueron derribados del cielo o los disidentes seguidores del príncipe Satanael que no fueron deportados , pero que se mantuvieron rondando por las cercanías de la Tierra.
Los miembros de la Hermandad Blanca llegaron y aterrizaron en el desierto del Gobi en la Mongolia, y desde allí establecieron una red de túneles y galerías por todo el planeta, donde guardaron los archivos en ideogramas o símbolos grabados en láminas metálicas de diversas aleaciones y en esferas de cristal. Ellos eran treinta y dos guardianes planetarios, que vendrían a serlo ahora de los archivos de la real historia planetaria y de la misión que posee la humanidad en el concierto de los mundos. Eran treinta y dos seres de treinta y dos planetas diferentes de la Confederación de mundos de la Galaxia, dependiente a su vez de la Gran Hermandad Blanca de la Estrella que se encuentra en al Galaxia Central de Andrómeda. Eran treinta y dos los enviados y no treinta y tres por cuanto la civilización número treinta y tres, correspondiente a los oriones, no se le permitió participar debido a que en su seno se gestó la gran crisis; y si bien no todos los oriones participaron en la disidencia, se les excluyó de esa fase y ahora el número treinta y tres en lo que corresponde a la Gran Hermandad Blanca de la Tierra guardiana de los archivos planetarios, deberá ser ocupado simbólicamente por la humanidad de la Tierra, cuando se haga merecedora de tal responsabilidad, sabiendo valorar y utilizar dichos conocimientos en la comprensión de su misión y rol protagónicos. Y es que el treinta y tres simboliza el equilibrio cósmico que ha de ser alcanzado a partir de la unión de lo espiritual y lo mental, pero a través de una actitud mental superior y positiva.
Como el primer grupo de la Hermandad Blanca eran extraterrestres, estos se encargaron de preparar a algunos sobrevivientes de la Atlántida (mestizos cósmicos), para reemplazarlos más adelante en su tarea de guardianes; y luego estos a su vez, fueron preparando a algunos terrestres evolucionados, maestros espirituales de diversas procedencias religiosas y místicas, para ocupar ese lugar, lo cual ha venido ocurriendo en los últimos tres mil años vuestros.
— ¿Qué es lo que falta como para que la humanidad colectivamente cumpla esa labor y se revelen los misterios del plan, o la historia verdadera?
—Cuando hayan caminado lo suficiente como individuos y como grupo, conociéndose, aceptándose y venciéndose con voluntad de cambio, no sólo comprenderán el plan sino que ya estarán listos y dispuestos a arriesgarse a realizarlo.
—¿Por qué en las comunicaciones recibidas desde los inicios de la experiencia de contacto, se hablaba de 144 miembros de los grupos nuestros, que en nombre de todos accederían a parte de los archivos? ¿Qué tienen que ver estos 144 con los ciento cuarenta y cuatro instructores planetarios del pasado? ¿Por qué la coincidencia numérica?
—Se necesita que en vuestro planeta se formen los “instructores del nuevo tiempo o de una nueva humanidad”; y todo el trabajo nuestro está orientado hacia la formación de semejante equipo de trabajo, integrado por miembros terrestres de grupos de contacto en pleno trabajo de interiorización y conexión con los demás y con el cosmos. Estos instructores surgidos del propio planeta deben preparase para guiar mentalmente y espiritualmente a la humanidad en un futuro cercano, para lo cual se les permitirá poco a poco a través de viajes y experiencias diversas, acceder a los archivos de la historia planetaria.
Como ven, no es mera coincidencia numérica.
Sigan trabajando con fuerza y convicción. No desmayen en el esfuerzo de crecer en voluntad y en actitudes positivas.
Con amor, Sampiac.

Extraído de: “El Libro de los Guardianes y vigilantes de mundos” de Sixto Paz Wells